martes, 27 de abril de 2010

Otros maleducados

Ya os había hablado del maleducado número 1 y del número 2 (ordenados históricamente, no por importancia). Hoy voy a presentar otros dos.

Maleducado nº 3
El domingo por la tarde queríamos ir al parque. Estaba también Blancanieves, pero Harry tenía que llevarla con su madre, así que teníamos que ir prontito. Aprovechamos que habíamos comido a una hora razonable (debían ser las 3 y media cuando por fin nos sentamos) y salimos a eso de las 4 y media de casa. Todo un record, os lo aseguro.

Hay un parque en el pueblo en el que el viento no es especialmente huracanado y en el que da el sol (cuando hace sol) hasta las 7 más o menos. Todo un lujo. Los otros parques del pueblo no son aptos para niños. En el más nuevo, si les dejas sueltos, empiezan a volvar y acaban en el reino de Oz. En otros sólo da el sol un par de horas al día, así que solo merece la pena ir si quieres recoger los champiñones que hay debajo del tobogán.

Elegido el destino, salimos de casa los cuatro, tan felices. El parque estaba vacío cuando llegamos. Pero al cabo de un rato llegaron algunos críos con sus padres. En el parque hay una señal ENOOOOORME que dice que está prohibido andar en patines y jugar a la pelota. Pero claro, en este país, ¿qué es un domingo sin fútbol?

Dos de los niños más mayores sacaron una pelota y se pusieron a lanzar penaltis contra una de las paredes (que por cierto, es la del ayuntamiento). Tenían fuerza suficiente como para que la pelota rebotase en la pared (cuando el portero no la paraba) y saliese disparada hasta la zona de columpios.

Uno de los padres incluso comentó una vez, en voz alta, "tened cuidado que hay bebés, id más a la derecha". Pero eso fue todo lo que dijo antes de sacar la DS y ponerse a jugar. Posiblemente al Brain Training, se veía que era un tío con inquietudes.

Un par de niñas también sacaron una pelota, pero más pequeña y de plástico. No jugaban a hacerse daño a propósito, quiero decir.

En medio de todo esto estábamos nosotros, con un niño de 11 meses que está aprendiendo a andar y que quería subir al tobogán una y otra vez. Los balones pasaban a nuestro alrededor, algunos muy cerca.

Varias veces comenté en voz alta que en ese parque estaba prohibido jugar al balón. Una señora que estaba con las niñas les dijo que no podían seguir jugando y les quitó la pelota. Bien por ella. El tío de la DS, sin embargo, debía estar concentrado en el sudoku, porque ni levantó la vista.

Harry, una de las veces, me dijo "bueno, pues vamos a otro sitio si quieres". Sé que lo hizo para aplacar mi mala leche, pero le salió rana. "¿Yo? ¿yo tengo que irme a otro sitio? Yo no estoy haciendo nada que esté prohibido, son ellos los que están jugando aquí a la pelota". Pues ni con esos gritos el intelectual dejó la consola.

Maleducado nº 4
Ayer hizo un día chulísimo, para ser abril. Se podía estar en manga corta. Como el pueblo lo tenemos ya muy visto cogimos el Peque y yo (bueno, yo cogí al Peque) y nos fuimos a la playa. No íbamos en plan bikini y crema solar, solo a dar una vuelta, para que el Peque se familiarice con las olas y la arena.

No había casi nadie en la playa. Un par de chicas en bikini que leían un libro. Un par de parejas metiéndose mano en público. Lo normal para ser abril, vamos.

Eché una manta en la arena y descargué al Peque y la bolsa tamaño trailer que llevaba colgada del hombro.

Al cabo de un rato, veo llegar una pareja con una perra boxer jovencita. La perra estaba sobreexcitada. Yo he tenido perro y sé lo que les pasa cuando notan la arena en las almohadillas: pierden la chaveta. Si encima es un cachorro ni te cuento. Pero si tienes un perro del tamaño de un poni pequeño tienes que tener cuidado cuando vas a la playa. Está prohibido, pero yo también llevaba a mi perro a la playa en abril, cuando aún no ha empezado la temporada de baño. Ese no es el tema. El tema es que el perro te puede meter en un lío.

Al Peque le dan algo de miedo los perros, está poco acostumbrado a ellos. Tenemos previsto tener perro antes de que acabe el año, así que es una actitud que nos interesa cambiar. Si tiene una mala experiencia el tema puede que vaya a peor, así que no me apetece nada que un perro ajeno me traumatice al niño.

La perra venía ya corriendo cuando nos vió. Y no tardó ni medio segundo en cambiar de dirección y dirigirse a nosotros como un miura. Ya me lo esperaba, así que cogí al Peque y le moví al otro lado de la manta, para que yo quedase entre él y el miura. Eso no impidió que la perra llegase tan cerca de nosotros como que se metió dentro de nuestra manta, haciendo volar arena por todos lados. Por suerte no ladró, pero el susto no fue pequeño.

Yo puedo entender que un cachorro de perro esté (aún) maleducado. Pero es que el perro no es el número 4. El número 4 es la pareja que le acompañaba, que viendo lo que estaba pasando se limitó a llamar al perro por su nombre, sin desviarse ni un centímetro de su camino. Y que además, posiblemente debido a la vergüenza que les estaba dando ser tan imbéciles (pobrecillos), no mascullaron ni un "perdona" ni un "lo siento" ni un "mea culpa".

Gilipollas.

jueves, 22 de abril de 2010

Se busca canguro

Lo siento, pero tengo que hablar de nuevo de mi canguro para emergencias.

Ayer daba un paseo por el pueblo cuando me topé con la canguro y su hijo. Su hijo (4 años) llevaba una figurita del sombrerero loco. Le pregunté si se lo había comprado su madre y me dijo "no, la chica que me cuida". La chica que le cuida... ¿eeeingss? No tiene sentido, se supone que su madre cuida de mi hijo. ¿Ella también tiene una canguro? Bueno, qué raro, en fin. Un poco más de conversación y nos despedimos.

Llego a casa y me llama ella:
- De verdad, me siento fatal por hacerte esto, pero es que me ha salido otro trabajo.
- ¿Cuándo empiezas?
- He empezado hoy. No te he dicho nada porque primero quería probar si realmente lo iba a aceptar o no. He buscado una chica para cuidar a mi hijo y le he preguntado si podría cuidar del tuyo. Me ha dicho que no, que es muy pequeño. Sigo buscando a alguien para tí, no quiero dejarte tirada, blablablabla. Ahora mismo llamo a una amiga y luego te llamo a tí y te paso el teléfono y blablablabla.

No me ha llamado.

Yo flipo. Si ayer llego a necesitarla, me puedo dar por jodida, porque estaba currando en otro sitio. Vete tú a saber si realmente empezó ayer. Vete tú a saber si me hubiese llamado de no habérmela encontrado por la calle. Si ha tenido tiempo de buscar una canguro para su hijo, vete tú a saber desde cuando sabía lo del trabajo.

Estoy de un cabreo que lo flipas. A ella no le dije nada, paso de discutir. Pero ¿ahora se supone que tendré que pagarle el medio mes que (supuestamente) ha estado disponible? ¿Lo ha estado realmente?

Harry y yo nos estamos planteando si realmente nos sirve de algo tener una canguro para emergencias, porque realmente, hasta ahora, se han limitado a cobrar por nada. La alternativa es tener que alojar a mi suegra cada vez que el Peque se ponga malo. Es como la alternativa del Diablo, pero al menos nos sale gratis.

martes, 20 de abril de 2010

Riesgos laborales

Hoy he tenido que hacer un curso online de prevención de riesgos laborales. El programilla en cuestión estaba bastante currado: los ejercicios eran interactivos, los textos cortos y claros. No ha sido tan trágico. Pero me han llamado la atención algunas imágenes.

En cada caso, se presentaban los riesgos y se proponían formas de limitarlos. La mayoría de las imágenes tenían como protagonista a un ser humano de género masculino. Pero, supongo que por no ser tachado de sexistas, han decidido usar alguna que otra fémina. Lo curioso es que en todos los dibujos en los que la protagonista era una chica, el riesgo se limitaba acortando la falda.

A las pruebas me remito:


viernes, 16 de abril de 2010

Sarna con gusto no pica

Tengo un montón de primas. Una de ellas, se marea. Le pasa desde pequeñita. Cuando íbamos a la playa llevaba un cubo a mano porque no podía recorrer 5 kilómetros sin vaciar el estómago.

Sus padres (mis tíos) probaron todos los inventos existentes con ella. Pero se seguía mareando.

Cuando se fue haciendo mayor, tuvo que elegir un sitio para estudiar al que pudiese llegar andando, porque cualquier otra posibilidad era un incordio.

Cuando empezó a buscar trabajo, limitó su área de búsqueda a los pueblos limítrofes, para no utilizar ningún medio de locomoción que no fuesen sus propios zapatos.

Una y mil veces le recomendé que se sacase el carnet de conducir, porque dicen que conduciendo no te mareas. Pero en esa rama de mi familia es incompatible tener tetas y carnet de conducir (yo soy la única excepción). Es un tema tan surrealista que da para otro post.

Mi prima trabaja cuidando críos, normalmente en los comedores de los colegios. Le encantan los niños, y además se le dan muy bien. Hace unos meses, cuando nació el Peque, mi prima se moría de ganas de venir a verle, pero al final renunció a hacer un viaje de 600km en autobús (por motivos obvios).

Mi prima nunca había tenido novio conocido. Quiero decir, que no había salido con nadie lo suficientemente en serio como para que lo supiésemos los familiares más cercanos. Ella lo racionalizaba diciendo que estaba mejor sin pareja. Yo a eso suelo contestar que no se puede hablar de "mejor" si no tienes nada con lo que comparar. Si nunca has tenido pareja no puedes considerar "mejor" estar sin ella. Simplemente no tienes datos suficientes como para formarte una opinión. El hecho de que las parejas que ves a tu alrededor no te parezcan mejores que tu situación no es suficiente.

Bueno, me estoy desviando del tema. El caso es que mi prima se marea solo con pensar en montarse en un coche y nunca había tenido novio formal.

Pues resulta que hace unos meses se ha echado novio. Y el tío vive en Cantabria, a unos 35km del lugar de trabajo de mi prima. Y resulta que mi prima se hace el viaje varias veces a la semana. Dice que se marea, pero que merece la pena.

Lo dicho, sarna con gusto no pica. O como dice ese dicho mucho más marinero, tira más un pelo de pubis que un chicote de barco.

martes, 13 de abril de 2010

Zafarrancho de limpieza

Cuando Harry y yo empezamos a vivir juntos intentamos organizar las tareas domésticas de manera justa y equitativa. Lo estuvimos intentando un par de meses, pero el resultado era catastrófico. Ninguno tenía ganas de realizar tareas domésticas al volver del trabajo, así que las íbamos dejando para el fin de semana. Los fines de semana que teníamos a Blancanieves solíamos estar fuera, así que solo limpiábamos una vez cada 15 días. Y evidentemente no era bastante. Era bastante cuando yo vivía sola, porque a mí me enseñaron que la mejor forma de limpiar es intentando no manchar. Pero Harry ese día faltó a clase.

Revisamos la división de tareas una y otra vez. Nos propusimos llevar las tareas al día un millón de veces. Discutimos a diario por este tema. Al final tuvimos que aceptar que éramos incapaces de asumir esa responsabilidad. Y nos pusimos a buscar una asistenta.

Tuvimos una versión 1.0 que no salió bien. La mujer le ponía ganas, eso sí, venía y sudaba durante 3 horas, corriendo de habitación en habitación, cogiendo un color de langostino cocido que daba pena verla. Pero el piso no estaba demasiado limpio cuando acababa. Así que tuvimos que volver a buscar.

La versión 2.0 fue un acierto. Cuando la conocimos, pensábamos que era polaca. Tenía un acento de lo más raro. Luego resultó que era de Zas. Si no conoces a nadie de Zas no vas a entender la broma, pero yo he conocido a dos y del otro pensé que era alemán.

Esta mujer es la caña, viene y trabaja durante 3 horas, sin sudar ni cambiar de color, parece economizar movimientos y hacer solo los justos y necesarios. Cuando acaba el piso está limpio, recogido, hasta me ordena los cojines del sofá.

Lleva casi dos años con nosotros y la adoramos. Le propusimos cuidar del Peque pero nos tuvo que decir que no, porque no podemos pagar lo suficiente para que deje de limpiar por horas. No puede ganar menos de lo que gana, necesita el dinero. Preferiría cuidar de un niño que limpiar, pero no está tan bien pagado.

Sabíamos que llevaba tiempo buscando otro trabajo y que algún día nos dejaría. Y ese día ha llegado. Ayer me llamó para decirme que le han contratado como ayudante de cocinera, lo que estaba buscando. Nos hemos alegrado por ella, de verdad que sí. Nos ha dicho que su hermana está dispuesta a continuar con su labor en nuestra casa, de forma inmediata. Eso nos ha tranquilizado un poco.

Esperamos que la versión 3.0 salga bien, porque tememos por la salud de nuestro matrimonio si tenemos que volver a repartirnos las tareas domésticas.

Gracias por todo, Eva.



jueves, 8 de abril de 2010

Bailar para la vida

El personal entero de este hospital está bailando para aumentar la prevención del cáncer de mama. Si consiguen un millón de "click" en el enlace de youtube, recibirán una gran donación para el tratamiento del cáncer de mama de la compañía que fabrica los guantes rosas.

Llevan más de 8 millones.






Me ha enviado el link mi cuñada. Estoy con el SPM y me emociono fácilmente.

miércoles, 7 de abril de 2010

Cultura y negocio

Un amigo me ha mandado esto:


Llevamos ya años discutiendo sobre el mismo tema. La SGAE y el canon. Los derechos de autor y los derechos de los internautas. Y todo, en mi opinión, es un problema de falta de adaptación a los cambios. La industria de la cultura (juas) se empeña en no adaptarse a los nuevos tiempos porque cree que los nuevos tiempos se adaptarán a ellos. Y el gobierno les sigue la corriente (tienes razón, son todos unos ladrones asquerosos, te están quitando el pan de la boca, yo te ayudaré, les meteremos a todos en la cárcel).

Música.
En el siglo XVIII Mozart era un músico famoso. Vivía de su música. Su sistema de financiación no se basaba en la venta de CDs, a él le pagaban los mecenas. Hoy día eso sería impensable, pero entonces funcionaba.

En los 60 los Beatles eran famosos. Vivían de su música. Su sistema de financiación se basaba en la venta de vinilos, conciertos, actuaciones en televisión, entrevistas en revistas especializadas, etc. Entonces funcionaba.

Hoy día la gente no compra música en las tiendas de discos. Ya. ¿Y? Sigue yendo a conciertos, sigue viendo la televisión, siguen vendiéndose revistas. Pero además, la gente navega por internet, usa las redes sociales, chatea, manda emails, escribe y lee blogs. Solo hay que utilizar nuevas fuentes de financiación y adaptarse a los tiempos.

No tiene sentido que pague por un CD porque lo primero que haré con él será ripearlo en mi ordenador para pasarme las canciones a mi iPod. El CD no supone ningún valor añadido. El único CD que hemos comprado últimamente ha sido uno para Harry, pero te regalaban una camiseta.

Películas.
La gente ya no va al cine. Yo, de hecho, solo he ido 2 veces en un año (cuando hemos tenido canguro). Si encima te cuento que una de las pelis fue una mierda... El caso es que veo películas en casa, pero como no aguanto los screeners tengo que esperar meses antes de ver una película que me interesa. La mayoría de las veces, para cuando ha salido en DVD, ya me he olvidado de que quería verla.

Sería estupendo poder ver películas nuevas, con buena calidad, en el salón de tu casa. En la mayoría de los hogares hay un plasma de tropecientas pulgadas ocupando toda una pared. Mola eso de pararlas para ir al baño o a por algo para beber, empezando a la hora que te venga bien, dejando el final para el día siguiente si se te hace muy tarde. Si se pudiese, yo pagaría unos eurillos por película. Pero no se puede.

Una vez que la película está disponible en DVD, ¿cómo la veo? Podría alquilarla en el único videoclub del pueblo, si la tienen. Tendría que ir a por ella y devolverla después. No parece tan complicado. Entonces, ¿por qué hace ya más de 4 años que no alquilo películas en un videoclub? Porque la última vez me juré no volver a hacerlo. La peli no se veía, tenía unos churretes de materia indeterminada que casi se cargan mi reproductor de DVD. Cuando acudí al videoclub a explicarlo me acusaron de haberlo manchado yo misma y solo después de ponerles mi famosa cara de perro rabioso me cedieron a regañadientes otra copia para que acabase de verla. Les dije que se la metiesen allá donde no les daba el sol, rompí mi carnet del videoclub y salí para no volver nunca más.

Series.
Me encantan porque son capítulos de 40 minutos que puedo ver en ratos sueltos, sin interrupciones. Pero si las veo en la tele tengo dos problemas. El primero es que se me olvida qué estoy viendo después del tercer corte publicitario de (sólo) 8 minutos. El segundo es que tengo que estar sentada en el sofá a una hora determinada, un día determinado. No es cómodo.No me importaría pagar unos eurillos para poder verlas a mi ritmo, pero entonces tengo que esperar a que salgan en DVD y para entonces ya han echado otras dos temporadas en la tele.

Libros.
Aquí no puedo ni opinar sobre la piratería. Soy incapaz de leer libros en la pantalla del ordenador. Nunca he usado un libro electrónico, así que no puedo opinar al respecto. A mí me gusta leer libros en papel, bien encuadernados, con su portada y su contraportada. Compro libros de bolsillo cuando simplemente busco algo para leer, pero no me importa pagar un poco más si un libro me interesa y no encuentro la edición de bolsillo.

A veces he alquilado libros en la biblioteca, de hecho me hice socia de la biblioteca del pueblo al poco de mudarme, pero solo lo hago cuando no tengo absolutamente nada nuevo que leer en casa y es una emergencia. Me da un poco de reparo encontrarme pegotes y manchas en las páginas.

Otros.
Para terminar, voy a mencionar que tengo en mi casa un montón de láminas enmarcadas. Son copias de cuadros y fotos "famosos". La mayoría las he comprado en museos. Por ejemplo, tengo una lámina de Van Gogh que compré en el museo de Amsterdam, donde tienen el original. Nadie piensa que eso es piratería, ¿verdad?


martes, 6 de abril de 2010

Hansel y Gretel

Hansel y Gretel eran dos hermanos que vivían en un pueblecito de Alemania. Desde muy jóvenes se destacaron no solo por su belleza, sino también por su moral sexual relajada.

Hansel era el terror de las nenas. O mejor dicho, el terror de los novios de las nenas. Era al que las novias de sus amigos llamaban cuando habían tenido una bronca con la pareja y necesitaban consolarse y vengarse a la vez. Alto, guapo, dulce y cariñoso. Pero también un tío de los que puedes hacer uso sin tener que preocuparte por herir sus sentimientos.

Gretel era la preferida de los nenes. Era la chica que puedes invitar a salir sabiendo que la noche, casi siempre, acabará con dos rombos. Alta, guapa, divertida y liberal.

Gretel se quedó embarazada muy joven. Por suerte, sucedió mientras salía con un tío bastante decente, algo mayor que ella, sensato, juicioso, deportista, con trabajo estable, dulce y cariñoso. Se casaron. La niña se parecía mucho al padre, así que no hubo lugar a habladurías.

Años después, Hansel quedó con unos amigos para pasar el día. En el grupo había una chica que (él lo sabía) andaba coladita por sus huesos. Hansel sabía controlar estas situaciones, no era la primera vez. La chica ni siquiera le parecía demasiado atractiva. Como defecto adicional, se había quedado embarazada tan joven que su hermana Gretel y tenía (también) una hija ya mayorcita. Pero aquel día los astros se alinearon de manera especial en el firmamento, y Hansel acabó durmiendo en casa de la chica feúcha. Y al día siguiente, cuando la niña vino a despertar a su madre, se lo encontró a él en la cama. Cuando la niña le miró y le preguntó "Hansel, ¿eres mi nuevo papá?" algo cambió dentro de él y supo que estaba atrapado.

Gretel, mientras tanto, había tenido otra hija con el hombre sensato. El matrimonio funcionaba de una manera poco convencional. El hombre sensato hacía deporte durante el día, ella cuidaba de las niñas. Por las noches, a veces, ella salía a bailar, él cuidaba de las niñas. Se querían muchísimo. Cuando vimos juntas Los puentes de Madison tuvimos una discusión sobre la decisión de Francesca (Meryl Streep). Yo entendía que el amor siempre debe triunfar. Ella justificaba la elección porque lo primero son los hijos, la familia.

Hace unos años visité a Hansel y Gretel. Hacía mucho que no nos veíamos.

Hansel se había convertido en un padre de familia. Ya no era tan guapo, ni siquiera parecía tan alto. Tenía, además de la hija que ya aportó la chica feúcha, otros dos hijos. Sus ojos grises, que siempre había sido tristes, estaban apagados.

Gretel había adelgazado muchísimo. Se maquillaba (antes no lo hacía), llevaba minifaldas (antes no lo hacía). Salía todos los fines de semana a las discotecas de una ciudad cercana (bueno... a unos 40 km) con un "amigo" con el que se llevaba muy bien. Seguía queriendo muchísimo a su marido, y él no estaba nada celoso.

Al año siguiente Gretel me escribió un email contándome que se había enamorado de su amigo marchoso. Que compartía muchas más cosas con él que con el marido sensato. Yo le recordé nuestra conversación sobre Francesca. No volvió a escribirme.

Este último solsticio de invierno he enviado una postal a la madre de Hansel y Gretel (por cierto, que ella también da para un cuento). Ayer me llegó su respuesta. Me ha contado que Hansel sigue igual. Gretel, sin embargo, se separó del marido sensato, se ha vuelto a casar y será madre este verano.

Ya ves, luego dicen que los alemanes son fríos y cuadriculados.

lunes, 5 de abril de 2010

Hoy no me puedo levantar

Yo trabajo por dinero. Dicho así parece una perogrullada, pero hay mucha gente que no lo entiende de la misma manera.

Hace años me encantaba trabajar, porque era la única faceta de mi vida sobre la que parecía tener algún control. En el trabajo sabía lo que me hacía. En el resto era un desastre.

También hubo una época en la que tuve un trabajo estupendo. Las tareas que se me encomendaban suponían un desafío, pero no eran imposibles. Los plazos fijados eran justos, pero no asfixiantes. Los compañeros eran gente agradable, algunos incluso se convirtieron en amigos. El sueldo era estupendo. El horario me permitía tener vida fuera del trabajo. Por desgracia era en Alemania y el clima me hacía enfermar continuamente, así que tuve que dejarlo.

El resto del tiempo he trabajado única y exclusivamente porque necesitaba el dinero para vivir. Pero la mayoría de las veces mis superiores no lo entienden así. Ellos casi siempre creen que yo tendría que sentirme dichosa por trabajar en la empresa, por madrugar todos los días y dedicar no menos de 10 horas diarias a que ellos se hagan más ricos. Todo eso por un sueldo que no es ni la mitad de lo que ellos se gastan en desplazamientos.

Ahora estoy en el ramo de la consultoría. He conseguido evitar este sector casi siempre, pero cuando me mudé a Galicia no había muchas más opciones. La consultoría informática es un mal necesario en los tiempos que vivimos. Las empresas no pueden vivir sin informática, pero lo consideran algo que debería ser gratuito, vamos, como las pelis y la música que te descargas de internet. No quieren gastarse en informática ni la décima parte de lo que se gastan en publicidad. A pesar de que saben que el día que no funcionan los ordenadores la empresa se va al garete. Los precios son irrisorios y todo es para ayer. Hay montones de chistes al respecto, pero uno de los mejores es éste.

El caso es que ahora que tengo jornada reducida procuro hacer mi trabajo correctamente dentro de mi horario, pero teniendo muy claro que en mi vida hay cosas más importantes. No me puedo permitir dejar de trabajar y aún no he encontrado a qué otra cosa puedo dedicarme como autónoma que me satisfaga como individua y al mismo tiempo me reporte (al menos) el mismo dinero. Así que aquí sigo, de momento.

Pero hoy ha sido más difícil levantarse y venir a la oficina. La única amiga que me quedaba aquí se ha cogido la baja. Me alegro de que lo haya hecho, las embarazadas no deberían trabajar tantas horas. Pero al acostarme ayer me di cuenta de que durante muchos meses no voy a tener nadie cerca con la que apetezca tomarme un café.

Cuídate. Ya te echo de menos.