domingo, 31 de enero de 2010

Siempre nos quedará un albañil

El viernes caminaba desde la oficina hasta el coche, pensando que me vendría bien quedarme toda la tarde en la cama, sudando la gripe. No era factible, Harry tenía que ir a buscar a Blancanieves y son más de 5 horas de viaje (ida y vuelta) así que yo tenía que hacerme cargo del Peque. No sé si lo sabéis, pero un bebé de 8 meses no permite que te cures la gripe como es debido.

El caso es que caminaba yo sintiéndome una piltrafilla y ni me di cuenta de que había un currela en la acera, en una zona que está llena de andamios (deben andar arreglando la fachada, supongo). Al acercarme oigo...
-arfñññmmm te hacía yo arfmmm buenísima arf arf
Efectivamente, me miraba a mí y se mordía el labio inferior. No cabía duda. No había nadie más en los alrededores.

Hacía años que no me pasaba, la verdad.



jueves, 28 de enero de 2010

Fan, pero poco

Ayer volví a la tienda de tecnología de nombre impronunciable. ¿Soy masoquista? No, es que con la tarjeta de socio me hacen un 10% de descuento y encima me regalan una hora de parking, que ayer me vino muy bien.

Harry me había encargado que le comprase el nuevo disco de Los Suaves. Son paisanos suyos, es lo único que puedo decir en su descargo. Me había pasado anteayer y aún no les había llegado. Harry tenía la teoría de que ya se habían agotado pero no le dí mucho crédito. El caso es que ayer sí lo tenían.

El disco viene con una camiseta de regalo. Y ahí empezó el problema, porque había unos 25 CDs pero todos llevaban camisetas de las tallas L, XL y XXL.

Le pregunto a una dependienta que había por allá y me ayuda a repasar los CDs. Pues no, ninguna talla M.

Se acerca un dependiente.

- ¿Buscáis una camiseta pequeña?
- Pues sí, una M como mucho, lo más pequeño que hemos encontrado es una L.
- Es que los fans de Los Suaves son de los que comen bocadillos.
- Pues mi marido es poquita cosa.
- Pues mételo en agua caliente.
- ¿La camiseta o a mi marido?
- A ambos.

Pues será que Harry no es muy fan. Que tenga todos los discos (que por lo visto son un montón), que se indigne cuando le digo que no había oído hablar de Los Suaves hasta que le conocí, que tenga cientos de camisetas (horrorosas) , que guarde todos los recortes de periódico que les mencionan... no sirve. Tiene que comer más bocadillos.


miércoles, 20 de enero de 2010

Aparcamiento

Normalmente aparco en la explanada de Riazor. Es gratis y no hay ningún sitio más cerca de mi oficina que sea gratis. Pero hoy la explanada estaba cerrada con vallas, y había coches de la policía local. Pasa de vez en cuando, que montan allí algún tinglado y lo cierran. A veces es porque hay partido pero el Depor no está jugando entre semana, ¿no?

Bueno, el caso es que tuve que buscar otro sitio donde dejar el muchovolumen. Y como no tengo costumbre de callejear por Coruña, lo he dejado ahí donde acaba ElCuloDelMundo y empieza QuintaLaPollaDeArriba.

Venir a la oficina ha sido fácil porque era cuesta abajo. Pero cuando salga me va a dar algo.


lunes, 18 de enero de 2010

Una perla

Os recomiendo que veáis el vídeo, aunque esté en francés (puaj) con subtítulos en inglés (ay).

maldiaparadejardefumar: Cruzando la puerta.


Es un pack

Queríamos regalarle a mi hermana una DSI. Me acerqué a una conocida tienda de nombre impronunciable que hay cerca de mi oficina a comprarla. Un dependiente con pinta de friki y cara de agobio me informa de que la consola está de oferta, porque por el mismo precio incluye un juego de magia (que no me interesa mucho pero es gratis) y una funda. También me dice que la funda se ha agotado.
- Bueno, no importa, me llevo la consola y el juego.
- Vale, aquí tienes.

Me acerco a la caja a pagar. La cajera me pasa los dos artículos por el lector de códigos de barras y me dice el precio. El precio es mayor que el que me esperaba. Me dice que el juego también me lo tiene que cobrar.
- Pero no puede ser, viene incluido de gratis.
- No, querida clienta, eso sería si estuviese leyendo el código de barras de la funda, que es el que lleva el precio del pack. Como no me has traído funda, te tengo que cobrar el juego.
- Pero es que la funda está agotada.
- Pues sin el código de barras de la funda no hay pack.

Vuelvo a buscar al dependiente friki. Me dice que las tías de la caja son asín de amables, que pasan de teclear el código a mano y que sin funda, no hay pack.
- ¿Qué hago?
- Pues mira, si quieres te guardo la consola y el juego y te mandamos un sms cuando lleguen más fundas.
- Me corre un poco de prisa.
- Pues a ver si hay suerte y llegan pronto.
- Venga, gracias.

Una semana después tuve que volver, nos íbamos a Portugalete y necesitaba la consola. No habían llegado las fundas, así que me tuve que llevar la consola y pagar lo mismo que me hubiese costado el pack.

Vamos a ver, tengo varias dudas:
- ¿Cómo es posible que se agoten las fundas? ¿No debería haber tantas fundas como consolas?
- ¿Por qué ponen el código de barras en el producto que se agota primero?
- ¿Por qué las cajeras no teclean el código a mano?
- ¿Por qué soy tan panoli?



viernes, 15 de enero de 2010

Frío, frío

Hemos estado dos semanas fuera de casa y Harry desenchufó todos los radiadores antes de salir. Yo no lo hubiese hecho. Yo los hubiese programado al mínimo. Pero Harry economiza y yo soy una derrochona.

En estas dos semanas ha hecho un frío del carallo. En la habitación del Peque había 11 grados cuando volvimos. La fruta que nos olvidamos en el frutero, esa que yo esperaba encontrar llena de moho, estaba toda lozana.

En el piso donde vivimos (de alquiler) los radiadores son por acumulación. Una mierda de sistema, la verdad. Sólo cogen calor por la noche (cuando se supone que tienes contratada una tarifa más barata) y lo sueltan por el día. Llegamos a las seis de la tarde a casa y hasta las diez no se iban a encender. Y no empezarían a soltar calor de verdad hasta el día siguiente a las doce del mediodía. De todas formas, tengo que decir que tampoco calientan mucho. Sospecho que el casero no les puso dentro los ladrillos que acumulan el calor. Harry dice que el día menos pensado los abre para comprobarlo. Pero será eso, el día menos pensado. Vamos, que no espero que lo haga antes de que nos mudemos.

Tuvimos que enchufar un par de estufas eléctricas a toda potencia, lo que hacía que saltase el interruptor ese que en mi casa siempre se llamó "el de Iberduero". Después de dos días la temperatura no llega a 18º. Es habitable pero sólo si te abrigas.

No sé si realmente hemos ahorrado pasta, pero yo creo que hay cosas que no se pagan con la Mastercard.

jueves, 14 de enero de 2010

Regaleros

Esta entrada se la he prometido a varios miembros de mi familia. Bueno, son todas chicas, pero no voy a decir "miembras". Ellas dicen que si tengo muchos comentarios a su favor, yo tendré que cambiar de opinión. Es curioso que mi familia me conozca tan poco, yo no suelo cambiar de opinión fácilmente. Pero bueno, no voy a escupir para arriba, que siempre me cae en la cara.

Para poneros en antecedentes, tengo que decir que odio las mentiras. Las odio por encima de (casi) todas las cosas. Si descubro que alguien me ha mentido me queda la sensación de que me ha tratado como si fuese idiota. Y es una sensación muy desagradable. Tanto es así que tampoco soy capaz de mentir. Bueno, puedo hacerlo si es necesario pero me resulta incómodo. Prefiero decir la verdad siempre que sea posible. De ahí que muchas veces resulte algo "borde". Pero ese es otro tema.

Al grano.

Yo no recuerdo haber creído nunca en los Reyes Magos. No digo que no haya creído nunca en ellos, digo que no lo recuerdo. Dicen que los primeros recuerdos son de los 3-4 años, así que supongo que debí averiguar que no existían antes de los 6 años (por dejar un margen).

Y no fue ningún drama no creer en ellos. La Navidad era la época del año en la que no había clase, adornábamos la casa con cosas de colores brillantes, nos reuníamos a cenar con un montón de familiares, me dejaban acostarme tarde y me daban regalos. Que me los diesen mis padres o tres tíos orientales (con menos pinta de orientales que Michael Jackson de afroamericano) me daba más o menos igual.

He vivido de cerca el momento en que algunos niños se han enterado de que los Reyes no existen. Lo viví con mis hermanos, con algunos primos y con Blancanieves. No ha sido ningún drama para ellos, aunque algunos han "alargado" el tema un par de años, como si pensasen que si se daban por enterados dejarían de recibir regalos. Hablabas con ellos y te dabas cuenta de que sabían que los regalos se compraban, pero se hacían los locos en cuanto al modo en que éstos iban desde la tienda hasta el árbol.

Con todo, hace ya muchos años que llegué a la conclusión de que no hay necesidad de mentir a los niños. Lo de los Reyes Magos es una mentira. No es un cuento como Cenicienta, en el que el niño sabe que no es de verdad. Lo de los Reyes es una gran conspiración para engañar al crío. Toda la sociedad confabulada para tratarle como si fuese tonto.

Creo que es mucho más sano contarles las historias (la de los Reyes, la de Papá Noel, Santa Claus, Olentzero y demás regaleros) como si fuesen cuentos y decir "y ahora, para acordarnos de esos cuentos tan chulos, lo que hacemos es regalarnos cosas siempre por esta época".

Pues mi familia dice que el Peque va a tener una infancia muy triste si hago eso. Que va a perder la ilusión, que no es lo mismo, que mire las caras de los niños en la cabalgata.

Una vez, una compañera de trabajo llegó a decirme que no podía hacer eso porque si mis hijos iban al colegio con los suyos, le jodía a ella el espectáculo. Y me lo dijo con un tono que pensé que me iba a pegar.

Pues se abre el debate. Opinad todos los que tengáis algo que decir, a favor o en contra de la Gran Mentira de los Regaleros.

Año Nuevo

Hoy he vuelto al trabajo y me han dicho que me sacan de la playa y a partir de la semana que viene tendré cosas que hacer. Tengo que decir que estoy deseando volver a hacer algo "productivo". Antes solía ser bastante buena en mi trabajo, pero llevo tanto sin ejercer que tal vez ya no lo sea. Os lo iré contando.

Casi se ha pasado la mitad de Enero y todavía no he mandado las cartas para apostatar, pero es que a Harry le está costando mucho averiguar dónde le bautizaron sus padres sin contarles para qué lo necesita. Ha sido tan ambiguo que ellos han deducido que vamos a bautizar al Peque. Estaban la mar de contentos, pobres. Yo quería haber sacado el tema en la cena de Nochebuena, pero Harry no me dejó.

Había prometido dejar algunas entradas preparadas para las vacaciones, pero me atasqué con una que no sé muy bien cómo abordar. Es un tema que puede herir sensibilidades y no era la época del año adecuada para eso. Si al final la publico, espero que no me echen del pueblo.

Durante estos días no he podido escribir ni una línea, pero sí que he acumulado algunos temas que dan para un par de entradas.

Hola. He vuelto.