jueves, 6 de octubre de 2011

Se acerca el invierno

Voy a acallar los rumores que me dan por muerta. No lo estoy. Es solo que no tengo tiempo para publicar.

Normalmente actualizaba el blog desde el trabajo. Pero los últimos meses he estado muy liada. Por un lado están las labores profesionales, por las que cobro un suelo más o menos indigno. Por otro lado las labores sindicales, por las que seguro que voy a cobrarme algunos insultos y amenazas. Con mucha dignidad, eso sí.

En casa tampoco saco tiempo. Tengo un hijo que de vez en cuando reclama mi atención. Más que nada porque soy la única persona que tiene a mano. Como ya he contado en el post anterior, Harry está trabajando de sol a sol. Y parte de la noche. Incluyendo el fin de semana. También está la casa, demasiado grande, que siempre parece estar sucia y desordenada. Y luego están las distracciones. Sobre todo una.

Y es culpa vuestra. Vosotros me lo recomendásteis. Y ahora estoy enganchada y ya voy por el cuarto libro (que en realidad es el quinto) y no puedo dejarlo. Y me entran sudores de pensar que acabaré todos los que hay publicados y me quedaré esperando a que el autor saque tiempo para escribir el siguiente. Y entonces puede que yo saque tiempo también para escribir nuevos posts. Puede.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Lucha obrera

Harry volvió a quedarse en el paro este verano. En agosto le dijeron que se le acababa el contrato de 5 meses que tenía (y que él pensaba que era de 6) y que no le renovaban porque no tenían trabajo para él.

Empezó a buscar trabajo inmediatamente en las empresas de construcción de la zona. Había una que estaba cogiendo gente, así que se pasó por allí para hablar con el dueño.

Yo tenía la experiencia de que los futuros jefes te mienten en las entrevistas de trabajo, y una vez que has firmado te das cuenta de que no tienes nada por escrito, y que todo lo que te contaron que era chupi-estupendo se les ha olvidado, y de repente tienes que entender que las horas extras son obligatorias y gratuitas, el comedor-office es tu propia mesa de trabajo y tus vacaciones están sujetas a cancelación sin previo aviso por "necesidades corporativas".

Pues en el sector de Harry la cosa no es así. En la construcción, el dueño/gerente/encargado/patrón de la empresa de 10 empleados "Manolo e hijo" te cuenta en la entrevista:

  • Que tu jornada laboral es de 8 a 20:30, con hora y media para comer.

  • Que como te van a llevar hasta tu puesto de trabajo en Cristoculo en una furgoneta de la empresa, no te van a pagar desplazamiento.

  • Que eso significa que tienes que estar en la empresa a las 6:50 de la mañana para llegar a Cristoculo a las 8.

  • Que cuando sales a las 20:30 de Cristoculo, la misma furgoneta te lleva hasta la empresa, y llegas a las 21:45 aproximadamente.

  • Que todas esas horas que pasas en la furgoneta no te las pagan.

  • Que no te pagan dietas porque puedes elegir entre dos estupendos "restaurantes" que hay allí en Cristoculo y que te sirven un menú del día que no tienes que pagar, porque tu jefe ya tiene cuenta allí. El menú del día es, 3 veces por semana, a elegir entre callos y parrillada, todo muy sano y fácilmente digerible.

  • Que las vacaciones son del 23 de diciembre al 6 de enero, que la empresa cierra. Y ya.

  • Que se trabaja un sábado de cada dos, y no es optativo.

  • Que si un sábado te toca trabajar y tienes algún compromiso personal, tendrás que convencer a un compañero para que te cambie el turno.

  • Que te van a pagar el sueldo según convenio y las horas extras en negro, a 9 euros la hora.


Y como hay crisis y el sector de la construcción está que da pena, Harry tiene que tragar y decir que muchas gracias.

Y yo me he liado la manta a la cabeza y con mi amiga L y unos compañeros más hemos conseguido que haya elecciones sindicales en mi empresa. Han votado más de la mitad de los compañeros, lo que es todo un triunfo porque casi 2 tercios están trabajando en las oficinas del cliente y han tenido que desplazarse o votar por correo. Y ahora tengo el privilegio y el deber de ser representante sindical de mis compañeros en el comité de empresa.

Porque puede que los sindicatos no sean perfectos, pero lo que tengo claro es que la patronal no está de nuestro lado.