martes, 6 de abril de 2010

Hansel y Gretel

Hansel y Gretel eran dos hermanos que vivían en un pueblecito de Alemania. Desde muy jóvenes se destacaron no solo por su belleza, sino también por su moral sexual relajada.

Hansel era el terror de las nenas. O mejor dicho, el terror de los novios de las nenas. Era al que las novias de sus amigos llamaban cuando habían tenido una bronca con la pareja y necesitaban consolarse y vengarse a la vez. Alto, guapo, dulce y cariñoso. Pero también un tío de los que puedes hacer uso sin tener que preocuparte por herir sus sentimientos.

Gretel era la preferida de los nenes. Era la chica que puedes invitar a salir sabiendo que la noche, casi siempre, acabará con dos rombos. Alta, guapa, divertida y liberal.

Gretel se quedó embarazada muy joven. Por suerte, sucedió mientras salía con un tío bastante decente, algo mayor que ella, sensato, juicioso, deportista, con trabajo estable, dulce y cariñoso. Se casaron. La niña se parecía mucho al padre, así que no hubo lugar a habladurías.

Años después, Hansel quedó con unos amigos para pasar el día. En el grupo había una chica que (él lo sabía) andaba coladita por sus huesos. Hansel sabía controlar estas situaciones, no era la primera vez. La chica ni siquiera le parecía demasiado atractiva. Como defecto adicional, se había quedado embarazada tan joven que su hermana Gretel y tenía (también) una hija ya mayorcita. Pero aquel día los astros se alinearon de manera especial en el firmamento, y Hansel acabó durmiendo en casa de la chica feúcha. Y al día siguiente, cuando la niña vino a despertar a su madre, se lo encontró a él en la cama. Cuando la niña le miró y le preguntó "Hansel, ¿eres mi nuevo papá?" algo cambió dentro de él y supo que estaba atrapado.

Gretel, mientras tanto, había tenido otra hija con el hombre sensato. El matrimonio funcionaba de una manera poco convencional. El hombre sensato hacía deporte durante el día, ella cuidaba de las niñas. Por las noches, a veces, ella salía a bailar, él cuidaba de las niñas. Se querían muchísimo. Cuando vimos juntas Los puentes de Madison tuvimos una discusión sobre la decisión de Francesca (Meryl Streep). Yo entendía que el amor siempre debe triunfar. Ella justificaba la elección porque lo primero son los hijos, la familia.

Hace unos años visité a Hansel y Gretel. Hacía mucho que no nos veíamos.

Hansel se había convertido en un padre de familia. Ya no era tan guapo, ni siquiera parecía tan alto. Tenía, además de la hija que ya aportó la chica feúcha, otros dos hijos. Sus ojos grises, que siempre había sido tristes, estaban apagados.

Gretel había adelgazado muchísimo. Se maquillaba (antes no lo hacía), llevaba minifaldas (antes no lo hacía). Salía todos los fines de semana a las discotecas de una ciudad cercana (bueno... a unos 40 km) con un "amigo" con el que se llevaba muy bien. Seguía queriendo muchísimo a su marido, y él no estaba nada celoso.

Al año siguiente Gretel me escribió un email contándome que se había enamorado de su amigo marchoso. Que compartía muchas más cosas con él que con el marido sensato. Yo le recordé nuestra conversación sobre Francesca. No volvió a escribirme.

Este último solsticio de invierno he enviado una postal a la madre de Hansel y Gretel (por cierto, que ella también da para un cuento). Ayer me llegó su respuesta. Me ha contado que Hansel sigue igual. Gretel, sin embargo, se separó del marido sensato, se ha vuelto a casar y será madre este verano.

Ya ves, luego dicen que los alemanes son fríos y cuadriculados.

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