martes, 13 de abril de 2010

Zafarrancho de limpieza

Cuando Harry y yo empezamos a vivir juntos intentamos organizar las tareas domésticas de manera justa y equitativa. Lo estuvimos intentando un par de meses, pero el resultado era catastrófico. Ninguno tenía ganas de realizar tareas domésticas al volver del trabajo, así que las íbamos dejando para el fin de semana. Los fines de semana que teníamos a Blancanieves solíamos estar fuera, así que solo limpiábamos una vez cada 15 días. Y evidentemente no era bastante. Era bastante cuando yo vivía sola, porque a mí me enseñaron que la mejor forma de limpiar es intentando no manchar. Pero Harry ese día faltó a clase.

Revisamos la división de tareas una y otra vez. Nos propusimos llevar las tareas al día un millón de veces. Discutimos a diario por este tema. Al final tuvimos que aceptar que éramos incapaces de asumir esa responsabilidad. Y nos pusimos a buscar una asistenta.

Tuvimos una versión 1.0 que no salió bien. La mujer le ponía ganas, eso sí, venía y sudaba durante 3 horas, corriendo de habitación en habitación, cogiendo un color de langostino cocido que daba pena verla. Pero el piso no estaba demasiado limpio cuando acababa. Así que tuvimos que volver a buscar.

La versión 2.0 fue un acierto. Cuando la conocimos, pensábamos que era polaca. Tenía un acento de lo más raro. Luego resultó que era de Zas. Si no conoces a nadie de Zas no vas a entender la broma, pero yo he conocido a dos y del otro pensé que era alemán.

Esta mujer es la caña, viene y trabaja durante 3 horas, sin sudar ni cambiar de color, parece economizar movimientos y hacer solo los justos y necesarios. Cuando acaba el piso está limpio, recogido, hasta me ordena los cojines del sofá.

Lleva casi dos años con nosotros y la adoramos. Le propusimos cuidar del Peque pero nos tuvo que decir que no, porque no podemos pagar lo suficiente para que deje de limpiar por horas. No puede ganar menos de lo que gana, necesita el dinero. Preferiría cuidar de un niño que limpiar, pero no está tan bien pagado.

Sabíamos que llevaba tiempo buscando otro trabajo y que algún día nos dejaría. Y ese día ha llegado. Ayer me llamó para decirme que le han contratado como ayudante de cocinera, lo que estaba buscando. Nos hemos alegrado por ella, de verdad que sí. Nos ha dicho que su hermana está dispuesta a continuar con su labor en nuestra casa, de forma inmediata. Eso nos ha tranquilizado un poco.

Esperamos que la versión 3.0 salga bien, porque tememos por la salud de nuestro matrimonio si tenemos que volver a repartirnos las tareas domésticas.

Gracias por todo, Eva.



2 comentarios:

Bett dijo...

Oye, que he descubierto hoy tu blog, y me he puesto a leer todas las entradas que has escrito...

y me acabo de quedar sorprendida por lo que mencionas de Zas, más que nada porque conozco en gente en ese pueblo y nunca había pensado que tienen un acento peculiar... ¿Por qué te lo parece?

O igual es que soy yo, que estoy acostumbrada a oír cosas más cerradas según te acercas a Muxía y otros lares de la Costa da Morte!


Ánimo con los gallegos! :)

Izaskun dijo...

Bienvenida, Bett!
El acento cerrado de la costa de la muerte lo noto sobre todo cuando hablan gallego, cuando hablan castellano no tanto. Pero el acento de Zas cuando hablan castellano es peculiar... no sé, hacen algo raro con las erres y con las eses... parece un problema de pronunciación más que un acento. Por cierto, que la hermana de Eva habla igual!
Gracias por los ánimos, algunos días los necesito :D