lunes, 5 de abril de 2010

Hoy no me puedo levantar

Yo trabajo por dinero. Dicho así parece una perogrullada, pero hay mucha gente que no lo entiende de la misma manera.

Hace años me encantaba trabajar, porque era la única faceta de mi vida sobre la que parecía tener algún control. En el trabajo sabía lo que me hacía. En el resto era un desastre.

También hubo una época en la que tuve un trabajo estupendo. Las tareas que se me encomendaban suponían un desafío, pero no eran imposibles. Los plazos fijados eran justos, pero no asfixiantes. Los compañeros eran gente agradable, algunos incluso se convirtieron en amigos. El sueldo era estupendo. El horario me permitía tener vida fuera del trabajo. Por desgracia era en Alemania y el clima me hacía enfermar continuamente, así que tuve que dejarlo.

El resto del tiempo he trabajado única y exclusivamente porque necesitaba el dinero para vivir. Pero la mayoría de las veces mis superiores no lo entienden así. Ellos casi siempre creen que yo tendría que sentirme dichosa por trabajar en la empresa, por madrugar todos los días y dedicar no menos de 10 horas diarias a que ellos se hagan más ricos. Todo eso por un sueldo que no es ni la mitad de lo que ellos se gastan en desplazamientos.

Ahora estoy en el ramo de la consultoría. He conseguido evitar este sector casi siempre, pero cuando me mudé a Galicia no había muchas más opciones. La consultoría informática es un mal necesario en los tiempos que vivimos. Las empresas no pueden vivir sin informática, pero lo consideran algo que debería ser gratuito, vamos, como las pelis y la música que te descargas de internet. No quieren gastarse en informática ni la décima parte de lo que se gastan en publicidad. A pesar de que saben que el día que no funcionan los ordenadores la empresa se va al garete. Los precios son irrisorios y todo es para ayer. Hay montones de chistes al respecto, pero uno de los mejores es éste.

El caso es que ahora que tengo jornada reducida procuro hacer mi trabajo correctamente dentro de mi horario, pero teniendo muy claro que en mi vida hay cosas más importantes. No me puedo permitir dejar de trabajar y aún no he encontrado a qué otra cosa puedo dedicarme como autónoma que me satisfaga como individua y al mismo tiempo me reporte (al menos) el mismo dinero. Así que aquí sigo, de momento.

Pero hoy ha sido más difícil levantarse y venir a la oficina. La única amiga que me quedaba aquí se ha cogido la baja. Me alegro de que lo haya hecho, las embarazadas no deberían trabajar tantas horas. Pero al acostarme ayer me di cuenta de que durante muchos meses no voy a tener nadie cerca con la que apetezca tomarme un café.

Cuídate. Ya te echo de menos.


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