miércoles, 24 de febrero de 2010

Electromagnetismo

He perdido una esponjita de los auriculares que uso en el trabajo. Dirás que no es ninguna tragedia, a no ser que tenga las orejas más delicadas que la princesa del guisante. Pero es que no lo entiendes. No es que me hagan daño cuando no están almohadillados. Es que se me imantan los empastes de los dientes.

Ya, ríete lo que quieras, pero es verdad.



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