viernes, 26 de febrero de 2010

Y mira que tenía buena pinta

Estamos construyendo una casa y el proceso está siendo deprimente en muchas ocasiones, como he contado aquí. Pero la última ha sido como para mear y no echar gota.

Cuando compramos la finca (que aquello también me va a dar para una entrada) nos pusimos inmediatamente a buscar un arquitecto, porque nos decían que era el punto de partida para encontrar a todo el resto del equipo (el constructor, el aparejador, etc).

Como ni Harry ni yo somos de la zona, estuvimos preguntando a la gente que veíamos en las casas en construcción para dar con un arquitecto. Finalmente nos hablaron de una y quedamos con ella. Parecía una tía bastante normal, coherente y agradable.

Una de las cosas que me dijo, en esos primeros días fue:
- Siendo vasca estarás harta de que los gallegos te hablen siempre de plazos indefinidos, se retrasen continuamente cuando quedas con ellos, te respondan con evasivas o con más preguntas... en fin, todo eso, ¿no?
- Pues mira, ahora que lo dices, hasta los ovarios estoy.
- Pues tú tranquila, que yo no soy así. Yo tengo muchos amigos vascos y me encanta hablar claro y sin tonterías.
Jo, pues mira que bien. Encantada estaba yo con la arquitecta.

En unos meses nos dimos cuenta de que era la reina de la excusa. Creo que la única que no le he oído en este tiempo ha sido que el perro se comió los planos. El resto las ha usado todas:
- Me he dejado las llaves del despacho en casa, tenemos que reunirnos en el bar de abajo pero allá no puedo encender el portátil porque lo tengo sin batería.
- He perdido el pendrive en el que traía toda la información.
- Mi móvil se ha muerto y he perdido tu número y no he visto tus 200 llamadas y mensajes.
- Estoy super enferma y no he podido ni leer los sms que me has mandado, ni llamarte durante 15 días.
- Te he enviado los planos como fichero adjunto en el mail, deberían haberte llegado.
- No te puedo dar una copia de los planos porque me he quedado sin papel para el plotter.
- No te puedo dar una copia de los planos porque me he quedado sin tinta en el plotter.
- Mi portátil se ha muerto y he perdido todas las modificaciones que me habías pedido. La última versión de los planos que tengo es de hace un mes.
- Mi prima se ha muerto.
- Mi madre está enferma.
- Tengo que acompañar a mi hermana al dentista porque le tiene pánico a las agujas y no puede ir sola.
- El ayuntamiento se ha sacado una nueva normativa de la manga.
- Se me ha roto el coche, tengo que ir a comprar uno nuevo.

No me acuerdo de ninguna más, pero todas las anteriores son verídicas.

Empezamos a diseñar la casa en octubre y en marzo todavía no teníamos claro por qué precio nos iba a salir, a pesar de habérselo preguntado tropecientas veces. Le repetíamos que nos habían dicho que el proyecto nos podría salir por unos 9.000 euros, y que la ejecución no podía superar cierta cantidad. Ella decía que sí, que más o menos sería eso. Y
recalcaba que era importante presentar el proyecto antes de abril, porque luego iban a cambiar la normativa y nos iba a salir más caro.

Bueno, llegó el último día del plazo para entregar el proyecto y allá se fue nuestra arquitecta al colegio de arquitectos con su proyecto de arquitectura. Nosotros seguíamos sin saber el precio. Un par de semanas después nos entrega copia, me apresuro a buscar el presupuesto de ejecución y veo que es un 50% más caro que la cantidad máxima que le habíamos dicho. Para colmo, nos dice que por el proyecto no nos va a cobrar 9.000, sino 18.000.

Yo en ese momento solo pude sentarme y respirar hondo. Estaba, además, embarazada de 7 meses. Como para permitirme el lujo de que me diese una embolia. Esa noche lloré a mares y discutí horas con Harry sobre la posibilidad de mandarlo todo a la mierda y empezar de nuevo con otro arquitecto y otro proyecto, en el que nos podríamos gastar 18.000 euros menos de lo que teníamos pensado inicialmente.

No sé cómo (las hormonas, supongo) me dejé convencer para seguir adelante.

Yo no he vuelto a ver a la arquitecta desde entonces.
Harry me decía que había que acabar la casa antes de escupirle en la cara. Y yo que me conozco tenía miedo de decirle que es una sinvergüenza, que nos ha timado, que algún día internet estará lleno de mala publicidad sobre ella. Así que solo he hablado por teléfono con ella un par de veces, cuando no me ha quedado más remedio, y la conversación ha sido tan fría y cortante como cuando me llaman de una compañía de telefonía para ofrecerme gilipolleces.

Bueno, pues resulta que Harry tampoco le ha aguantado más excusas y el otro día tuvieron una discusión. Por supuesto, sólo ella gritaba, porque Harry tiene la habilidad de no levantar la voz por muy cabreado que esté (lo que hace que su interlocutor se exaspere aún más). Pero es que ella se empeña en repetir que "nunca se equivoca en su trabajo" (verídico) y que siempre devuelve las llamadas (en fin). Como debió de pillarle a Harry con la guardia baja, le contestó que era una mentirosa. Ella montó en cólera y al final debió de reconocer
- si alguna vez no te he cogido el teléfono o no te he devuelto una llamada, te jodes
Y el bueno de Harry no pudo morderse la lengua y le contestó algo así como
- te jodes tú, si encuentras quién quiera hacerlo, que no sé yo si tendrás tanta suerte
No recuerda las palabras exactas, pero conociéndole sería algo parecido.

Mal hecho, no cabe duda. Pero la reacción de ella fue desmesurada: llamó a su novio y le dijo que Harry le había hecho referencias sexuales. Su novio se presentó en la obra minutos después (cuando Harry ya había vuelto a casa) y le llamó al móvil para exigir que fuese allí a aclarar las cosas a hostias.

Sí, así está el mundo. Una señora arquitecta de más de 40 años, acostumbrada a tratar a diario con constructores, albañiles, carpinteros de hormigón, ha llamado a su novio para que le defienda de la sucia lengua de Harry.

Al día siguiente, el energúmeno, fustrado por no haber podido resolver las cosas a puñetazos, ha abordado a Harry en el restaurante donde comía con sus compañeros de trabajo y le ha exigido que pida disculpas (para limpiar el honor de la desagraviada, supongo). Amenazaba con seguirle al trabajo y a casa, y también con presentarse este fin de semana en la obra con cinco amigos (textual).

Evidentemente, esa tía va a renunciar al proyecto y nosotros contrataremos a otra persona para finalizar la casa. Y algún día, cuando todo esto haya pasado, cuando ella ya no se acuerde de mí, ni de mi familia, se va a encontrar con que al poner su nombre en Google le salen cosas muy raras.

Por cierto, si alguien está buscando un arquitecto en la zona de Coruña, que por favor se asegure de que no contrata a JP.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues no, no mola nada topar con esa gentuza. Yo no estoy en medio d eninguna construcción pero sí estoy de constructoras , inmobiliarias y demás gente del mismo subtipo hasta las escamas.

Ánimo con todo.

Saludoss y silbidoss..

Izaskun dijo...

Pues mete a mi arquitecta en el subtipo. Gracias por los ánimos y por comentar.

Besssosss y aplausssosss...

Babunita dijo...

Jo, ¿Pero no se firma un contrato para el proyecto? Empezad por poner una queja en el colegio!! Qué barbaridad.

Bruja Naranja dijo...

Aquí les da la risa cuando pides contratos, presupuestos, facturas. Te dan una hoja con una frase y la fecha de hace 2 meses y te dicen que el resto "vamos viendo". Es alucinante. Y si crees que el colegio es distinto... :(