martes, 2 de marzo de 2010

Pelillos a la mar

Hace poco una compañera de la oficina se ha cambiado el peinado. No puedo describir con palabras lo mal que le sienta. Voy a intentarlo: parece más vieja, más gorda y más antipática. No sé si con eso os hacéis una idea.

Por supuesto, no le he dicho nada. Quiero decir, ni siquiera le he mencionado que he notado que se ha cambiado el peinado. Porque decirle "te has cambiado el peinado" no tiene mucho sentido si luego no puedes añadir "te queda bien". Así que he preferido simular que soy ciega.


Por otra parte, un compañero de la oficina se está dejando bigote. Esto si lo puedo describir con palabras: le sienta tan mal como le sienta el bigote a todo el mundo. Está hecho un fistro. No sé si parece un personaje cómico (Charlot), un fascista (¿hacen falta ejemplos?) o un gilipollas.

Por suerte o por desgracia, en su caso me pilló con la guardia baja y no pude evitar hacer un comentario:
- ¿Pero te has dejado bigote? ¡Qué anacrónico!

No me digáis que no he sido comedida, ¿eh?



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Podías haberle llamado hipotenuso, micénico o ansiolítico.
Seguro que entendía tu punto de vista.

Por cierto, los bigotes vuelven...aunque no sé si durarán mucho.
Saludoss y silbidoss

Izaskun dijo...

Coño, pues si vuelven los bigotes y yo no me había enterado... ¡la anacrónica soy yo!
Lo de micénico lo he tenido que buscar, me has pillado :-D

asdra dijo...

pobre mujer, en mi clase es peor ...la gente te estrena el corte de pelo a capones en la nuca si te la dejas despejada

Izaskun dijo...

asdra: espero que en tu clase haya menos gente de la que había en las mías, porque acabarías sin nuca!