jueves, 4 de febrero de 2010

Buena educación

En este mundo (todavía) tan machista, aún hay muchos hombres que creen que tienen que cedernos el paso a las mujeres. Y como están tan bien educados, se dan situaciones totalmente incómodas. O al menos a mí me resultan incómodas.

Una de las peores es lo del ascensor.

Las oficinas donde trabajo están en el séptimo piso de un edificio. Hay dos ascensores donde (según la plaquita) caben 6 personas (es mentira, caben 4 de tamaño normal). Con el trasiego de gente es fácil que te toque esperar un rato para poder utilizarlos.

Y ahí está la gracia. Como no tengo pito, muchas veces me pasa que los cuatro tíos que están ya esperando cuando yo llego se apartan al llegar al ascensor y se me quedan mirando para que pase delante. Si yo entro en el ascensor, ¡hay un tío que se queda fuera! Suelo hacer un gesto para indicar que no voy a entrar antes que ellos, ¡pero algunos insisten!.

Y lo peor no es que te dejen entrar. Lo más ridículo es al bajar.

El séptimo piso es el último. Monto y me pego al fondo del ascensor. Se para en varios pisos y sigue entrando gente. Llegamos a la planta baja. Se abren las puertas. Y los tíos que están junto a la puerta meten tripa y se pegan a los costados para que yo, que estoy al fondo, salga antes que ellos. ¡Que no quepo, joder!

Hace tiempo venía a trabajar en moto (hasta que me quedé embarazada). Traía una chaqueta con protecciones que me hacía parecer Robocop, un casco y el ordenador portátil en su funda. Si yo entraba en el ascensor solo cabían otras dos personas. Y cuando me "dejaban" salir... les daba al de un lado con el casco y al del otro con el portátil.

Que no sé si lo hacen para que te roces, pero a mí me resulta de lo más incómodo.

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