jueves, 24 de junio de 2010

Tortilla de saltamontes

A raíz de este post me he acordado de una anécdota de mi niñez. Últimamente me parezco a mi abuela materna, que ya sólo se acuerda de cuando era joven.

El caso es que cuando éramos pequeños, en verano, íbamos a pasar el día fuera si hacía bueno. Que no era ni el 20% de los días, por cierto. Cosas del norte. Que el verde no es gratis y tal, que si no lloviese tanto no habría paisajes tan chulos... Todo eso no consuela una mierda cuando tienes 10 años y quieres ir a la playa.

Se daba, además, la circunstancia de que en un barrio en el que la mayoría de la población era emigrante (no de otros países, pero sí de otras comunidades autónomas) mi familia era autóctona. ¿Que qué tiene que ver eso? Pues que cuando llegaba el verano todos mis compañeros de clase se iban "al pueblo" pero ¡yo no tenía pueblo al que irme! Todos volvían contando historias en las que iban al río en bici, se quedaban en las fiestas hasta la madrugada, hacían hogueras y qué sé yo qué más. Yo me quedaba en el barrio y me levantaba todos los días mirando al cielo, pidiendo un rayito de sol que animase a mis padres a pasar el día fuera.

Si era entre semana, nos montábamos en el coche (un Seat 1430 blanco) y nos íbamos a alguna playa de Cantabria (que entonces llamábamos Santander). Nos comíamos unos kilómetros interminables de carretera general detrás de un camión y llegábamos a la playa mareados y aburridos de cantar.

Si era en fin de semana, mi padre se negaba a llevarnos a la playa, por el tráfico. Y nos íbamos al monte. Es lo que tiene Bizkaia, que todo está cerca.

Cuando íbamos al monte no íbamos solos. En mi familia eso no sucedía a menudo. Porque en el mismo barrio que nosotros vivía la hermana de mi madre con sus hijos y dos hermanos de mi padre con sus hijos. Así que si íbamos al monte nos juntábamos tres coches llenos de primos y tíos. Los primos, además, éramos todos más o menos de la misma edad. No necesitábamos tener muchos amigos fuera de la familia, porque solo con los primos ya teníamos para hacer un equipo de futbito.

Como éramos muchos (aunque casi siempre bien avenidos), nuestros padres intentaban que no diésemos mucha guerra. Al fin y al cabo, también era fin de semana para ellos. Esto que acabo de escribir (y que me ha quedado tan comprensivo) es una reflexión actual sobre el asunto. En aquellos tiempos yo no veía a mis padres como personas humanas que necesitasen descansar de nosotros. Ahora que nos pensamos tanto lo de tener el segundo hijo, me pregunto cómo se las apañaban ellos con tres.

El caso es que se inventaban cosas para que estuviésemos entretenidos. Una de las que más recuerdo es la tortilla de saltamontes de mi tío Julen. Nos decía que teníamos que cazar saltamontes porque quería hacerse una tortilla para merendar. Nos pasábamos el día buscando saltamontes y metiéndolos en frascos de cristal. Hacíamos incluso un agujero en la tapa para que respirasen. Cuando llegaba la hora de la merienda, mi tío recibía todos los frascos y empezaba la criba:
- Este está muy verde, amarga
- Este está muy amarillo, está muy seco
- Este es muy pequeño, hay que soltarlo para que crezca y ya lo cazaremos cuando sea grande

Al final, como sólo le quedaban unos cuatro saltamontes comestibles, nos decía que no eran suficientes para hacer una tortilla y se merendaba un bocadillo de chorizo.

Es curioso porque siempre sospeché que lo de los Reyes Magos era una patraña, pero lo de la tortilla de saltamontes de mi tío me lo creía.

13 comentarios:

Biónica dijo...

Jajajaja, qué curiosa manera de tener entretenidos a los nenes!! A mí me contaron de un padre camionero que se llevaba a su hijo y le decía que tenía que ir apuntando tooooodos los carteles de pueblos y ciudades por donde pasaran, que era muy importante.
Como imaginarás, nunca daba la paliza con el "¿Y cuándo llegamos?". También es verdad que había que esperar a que aprendiera a escribir xD

Mirla bruja dijo...

JAJAJAJJAJ
Si es que lo que hace la familia para tenernos entretenidos XD

Mis padres para entretenerme en la playa me decían que buscara pechinas y a ver si encontraba una que fuera más grande que el resto (un reto personal total vamos xD) y así les duraba la historia días, pq más o menos eran todas del mismo tamaño xD
Eso sí, acabé con una señora colección de pechinas ^^
Bss!
PD: Te invito a pasarte por mi blog d santaybruja ^^

Izaskun dijo...

Seguid dándome ideas, que me van a venir bien. Blancanieves tiene ya 11 años y es más buena que la del cuento, pero el Peque dentro de poco dará más guerra que yo y todos mis primos juntos.

Sonix dijo...

Jajaja, qué ingenioso tu tío con la tortilla de saltamontes, y qué niños tan buenos y obedientes vosotros que le obedecíais en todo!
Yo, la verdad, no me acuerdo de ninguna historia así (por lo de darte ideas, digo), de pequeña me entretenía con cualquier cosa. O eso es lo que recuerdo, igual mi familia te podría decir otra cosa... xD

Bereni-C dijo...

Cómo mola lo de los saltamontes.
Me ha venido a la cabeza algo por el estilo, no recuerdo qué edad tendría, supongo que entre 2 y 4. Cuando estaba mala con fiebre y tos, mi padre me untaba el vivaporub en la espalda y pecho diciendo que era una manteca especial y que luego me iba a comer. Y yo me partía de la risa. :-)

sardinero dijo...

Pero y lo bien que lo pasabamos EH!!!!!
mira que llenamos botellines de saltamontes.
incluso una vez me acuerdo que cogimos una ranita ,que por cierto se murio en cuanto la metimos en un balde con agua.
incluso se nos agregaban chavales de otras familias tambien acampadas para cogerlos, solo para ver como se hacia una tortilla de saltamontes

Izaskun dijo...

Sonix: buenos y obedientes??? Qué va! Queríamos ver cómo se la comía, era totalmente morboso!

Bereni: qué escribirán nuestros hijos cuando tengan un blog? :)

Sardinero: no recuerdo la ranita, pero sí que tu padre nos tenía todo el día de caza!

Esthertxu dijo...

jajaja qué buenoooo
he de reconocer que al leer el título del post me han empezado los conatos de arcada... pero rápidamente (sensata que es una) he pensado para mí: esto debe ser una metáfora, ya lo verás...
Pues no! Era literal, mira tú por dónde!
Suerte que tu tío tenía recursos, porque con lo que son los niños de hoy en día, por ejemplo, más de uno podría acabar con la boca llena-bichos por comprometerse a ciertas cosas... juajuajua
Un abrazo!!!

Izaskun dijo...

Esthertxu: estuve a punto de resumir la historia en un comentario de tu post, pero me quedaba muy largo por mucho que lo intentase. Gracias por la inspiración :D

Izaskun dijo...

Esthertxu: sorry, en mi cabeza te confundo con "lo que diga el espantapájaros" porque os agregué el mismo día en mi blog-reader.
Me pasó lo mismo con Gordi y Molinos durante mucho tiempo.
Siento la confusión, paisana, perdona.

cris dijo...

A pesar de la edad que tengo todavía no estoy como tu abuela y no me acuerdo de mi infancia.

Si te diré que a mi hijo mayor cuando estábamos en la playa (por cierto siempre veraneamos en la Costa da Morte) para que se entretuviese le daba un cubito y lel decía que llenase un agujero hecho en la arena. Pobe miooooo, el tiempo que estaba y nunca lo conseguía jajaja.

Besos
Cris

Lo que diga el espantapájaros dijo...

Jajajajajaja, qué bueno! Alguien debería de escribir un libro con las patrañas que se creen los niños! Cómo te entiendo con lo de los escasos días de sol... Yo, por suerte, tengo un padre extremeño y también tengo 'pueblo'.

Izaskun dijo...

cris: pobrecillo, acabaría agotado! jajaja
Lo que diga[...]: pues eras de las que venían morenos en septiembre, yo no cogía color en todo el verano ;-)